lunes, 1 de abril de 2013

Prosas de escritor y de lector - Daniel CASSANY


UNIDAD 1

TEXTO FUENTE | ir a Aprendizajes espontáneo y comprometido

CASSANY, Daniel, Cap. Las prosas de escritor y de lector en Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1995, pág. 142.

La prosa de escritor podría ser muy útil para aquellas personas que escriben sobre temas que no dominan o también para los principiantes que no tienen suficiente práctica en la composición y que, incluso escribiendo sobre temas conocidos, tienen problemas para formar conceptos o hallar ideas.



Flower da dos argumentos para recomendar el uso de la prosa de escritor en estos casos:

1.- El uso de esta prosa concede al autor la posibilidad de distinguir y aislar algunos de los procesos mentales de la composición que, de otra forma, ocurrirían simultáneamente o mezclados. Esta selección de los procesos es positiva porque permite al autor concentrarse en cada uno por separado, dedicándoles más atención. Por ejemplo, a menudo la prosa de escritor tiene forma de lista de ideas simples o informaciones sueltas sin contener relaciones lógicas o conceptos elaborados. Mientras redacta esta lista, el autor está realizando el proceso mental de generar ideas y, dado que sólo tiene que enumerarlas sin tener que relacionarlas para crear conceptos, puede concretar toda su energía en esta actividad. Más adelante, tan pronto como haya terminado la lista, el autor podrá dedicarse al siguiente proceso de organizar estas ideas para formar un significado. Entonces, muy probablemente, transformará la lista en un texto que relacionará las ideas y contendrá enlaces lógicos y causales. Además, la separación de los procesos de generar ideas y de organizarlas parece ser muy provechosa por otro motivo. Es posible que el autor se precipite en la elaboración de conceptos y significados cuando todavía no ha considerado todas las ideas nuevas y diferentes que le proporcionarían más pistas para crear el significado del texto. La prosa de escritor puede solucionar este problema porque puede aplazar temporalmente el segundo proceso de organización de las ideas hasta que el autor haya agotado todas las posibilidades de generar ideas nuevas. Sobre este tema Flower cree que la preocupación por otros aspectos de la composición (organizar ideas, pensar en los lectores, etc.) puede limitar notablemente la riqueza y la creatividad del proceso de generación de ideas

2.- La prosa de escritor permite retrasar momentáneamente la labor de adecuación de la audiencia. De esta manera, el autor no tiene que preocuparse todavía de redactar un texto comprensible para unos lectores diferentes de él mismo y tiene más libertad para realizar las operaciones anteriores de generar y organizar las ideas. Hay que tener en cuenta que adecuarse a las necesidades de los lectores es una actitud cognitiva bastante compleja. El autor debe adoptar la perspectiva del lector, debe pensar qué cosas sabe y qué cosas quisiera saber. En definitiva, tiene que comparar los conocimientos y los intereses del lector con los suyos propios y a partir de aquí, decidir cómo construye el texto para que sea comprensible.

Sin embargo, no hay que olvidar que la prosa de escritor conlleva serios problemas de comunicación. Los autores que la utilizan para desarrollar sus ideas deben transformarla forzosamente en otra prosa más comprensible. Esta tranformación se realiza a través de los procesos de revisión, evaluación y redacción y es básica en estos casos. Pensemos en todos los principiantes que son incapaces de realizarla y que no pueden ir más allá de la prosa de escritor. Estos autores nunca podrán escribir un texto que satisfaga las necesidades de los lectores. No podrán comunicarse eficazmente por escrito con ellos.
Entre las transformaciones que hay que aplicar a la prosa de escritor para hacerla comunicativa, Flower cita las siguientes:

1.- Adoptar el punto de vista de la audiencia. El autor tiene que buscar un punto de interés común con los lectores. Entre todas las ideas que ha desarrollado previamente debe escoger aquellas que puedan interesar más a los lectores.

2.- Transformar las ideas sueltas, las informaciones inconexas y los detalles en conceptos. El autor tiene que elaborar el significado del texto. Tiene que desarrollar las ideas iniciales, fragmentarias y aisladas, y convertirlas en conceptos elaborados y completos, cons sus ejemplos, argumentos, etc.

3.- Adaptar la estructura narrativa o informativa inicial a una estructura retórica que sirva a un propósito comunicativo. El autor debe abandonar la organización de la prosa de escritor que refleja el proceso de descubrimiento del tema y tiene que ordenar las ideas y los conceptos en función de lo que quiere conseguir en la comunicación”.

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