martes, 2 de abril de 2013

Complejos movimientos estratégicos – Enrique BERNÁRDEZ


UNIDAD 1

TEXTO FUENTE/ ir a Estrategias de producción

BERNÁRDEZ, Enrique, Teoría y epistemología del texto, Cátedra, Madrid, 1995, pág. 161. Adaptación de la Cátedra.



Los procesos de construcción y comprensión de un texto son equivalentes a procesos de resolución de problemas y sabemos que todas las actividades humanas dirigidas a la solución de problemas se llevan a cabo utilizando procedimientos más o menos automatizados, que tienen siempre la característica de depender del entorno y de poderse aprender.

A estos procedimientos se los llama estrategias, término tomado del lenguaje militar, donde los principios estratégicos son, precisamente, vías para solucionar problemas (“ganar batallas”) en dependencia del contexto (las circunstancias de la misma batalla).

La estrategia general se articula en movimientos estratégicos basados en los principios de la estrategia, que son tradicionalmente: objetivo, ofensiva, cooperación (unidad de mando), masa (concentración), economía de fuerzas, maniobra, sorpresa, seguridad, simplicidad.

La mayoría de estos principios es traducible en términos lingüísticos, porque, en realidad, responden a principios generales de resolución de problemas, como en la comunicación.

El principio de cooperación equivale en el proceso de construcción del texto a la subordinación de todas las partes del texto a una finalidad global: si el texto está organizado de manera que cada una de sus partes sea totalmente independiente, la coherencia se resentirá.

El principio de maniobra significa que la forma más adecuada de alcanzar el éxito puede implicar aproximaciones indirectas: para tener éxito en un texto argumentativo puede ser conveniente proceder por aproximaciones sucesivas en torno al núcleo del mensaje, en lugar de proponer éste directamente y construir el texto en forma lineal.

El principio de economía de fuerzas: hay que utilizar la energía lingüística necesaria, por ejemplo, proporcionar la información necesaria, pero no más, para conseguir el objetivo en las circunstancias existentes.

Considerando esta relación con el ámbito militar, podemos decir que la coherencia textual es equivalente al triunfo en la batalla. El estudio de cómo se llega a ese texto final necesita analizar las estrategias utilizadas, en número variable y muy frecuentemente en competencia unas con otras.

Siguiendo con lo militar, cuando se trata de un enfrentamiento más limitado, por ejemplo, en una zona pequeña del campo de batalla que, en consecuencia, tiene unas condiciones más fácilmente definibles, los principios utilizados serán más automatizados, precisamente porque resulta más fácil adecuar los movimientos a esa situación.

Es más fácil, desde luego, tomar una granja aislada ocupada por un centenar de hombres que vencer en la batalla de Waterloo, aunque la toma de la granja puede ser fundamental para la victoria final o, dicho de otro modo, el fracaso parcial puede poner en peligro el éxito en toda la batalla.

Esto es también habitual en todas las resoluciones de problemas. Para resolver una ecuación será imprescindible saber multiplicar aunque un producto sea mucho más fácil de hacer que resolver la ecuación completa. Mucha gente es capaz de hacer lo primero pero no lo segundo, igual que la mayoría de los sargentos pueden apañárselas para tomar una casa, pero, difícilmente, sabrán aplicar todos los complejos movimientos estratégicos necesarios para ganar una gran batalla. Lo mismo ocurre con la “buena formación” de los textos: no todo el mundo es capaz de realizar con el mismo éxito textos en condiciones diversas.


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