martes, 2 de abril de 2013

Coherencia y marcos de conocimiento – Teun VAN DIJK


UNIDAD 1

TEXTO FUENTE/ ir a Estrategias para establecer la coherencia local
van DIJK, Teun, en Estructura y funciones del discurso, Conferencia Uno, Siglo XXI, México, 1983. Adaptación de la Cátedra.



En los ejemplos anteriores vimos proposiciones que estaban conectadas por medio de participantes, predicados o proposiciones completas, o bien conectadas indirectamente por una proposición omitida.

Sin embargo, es posible proporcionar una explicación más general de este tipo de “enlaces omitidos” un lector establece la coherencia no sólo a base de las proposiciones expresadas en el discurso, sino también a base de las que están almacenadas en su memoria, es decir, las proposiciones de su conocimiento. Así que, si parece razonable sacar una fotografía de un león, esto es sólo porque sabemos que puede haber leones en un zoológico. En otras palabras: oraciones previas en un discurso (y, como siempre información contextual) pueden implicar conjuntos de proposiciones a base de nuestro conocimiento del mundo.

Estas proposiciones no tienen que estar expresadas para que se usen proposiciones que las presuponen, porque hay un principio general en la pragmática según el cual no es necesario decir lo que suponemos que el lector ya sabe. Así, pues, nuestro conocimiento activado por oraciones previas, proporcionará, si es necesario, la información faltante para relacionar coherentemente las proposiciones de un discurso.

Ayer Juan tomó su examen de lingüística. El profesor lo trató bien y las preguntas no fueron demasiado difíciles. Recibió una buena nota, así que podrá terminar sus estudios muy pronto.

En el ejemplo se introducen unos participantes (el profesor, las preguntas) antes no mencionados que, sin embargo, deben ser “conocidos”, ya que se emplea el artículo definido. Y de hecho, se entienden sin explicación en cuanto nos demos cuenta de que el contexto es el de un “examen”.

El concepto “examen” se asocia en la memoria con un conjunto de conocimientos en el que están almacenadas las propiedades normales y convencionales de los exámenes universitarios: sabemos que con frecuencia los profesores los dan, que hay que contestar preguntas, que estas preguntas pueden ser difíciles, y que después de la sesión se nos da una nota como evaluación de nuestra actuación.
Como ya dijimos, este manojo estructurado de conocimientos convencionales, como un todo, se llama un marco (a veces también un “guión”, especialmente cuando se trata de secuencias de acciones). Así, para comprender y para establecer las relaciones entre las proposiciones subsiguientes, tenemos que actualizar proposiciones de nuestro marco de conocimientos. Se supone que tenemos marcos parecidos para episodios como ir de compras, comer en un restaurante, tomar un avión, asistir a fiestas de cumpleaños, etc. Entonces, ahora tenemos una manera de distinguir entre las oraciones semánticamente coherentes y las no coherentes:

Juan fue a la tienda y pidió una cerveza.
Juan llamó a la mesera y pidió una cerveza.
Cuando iba hacia el refrigerador Juan me pidió una cerveza.
Juan fue a su clase de lingüística y pidió una cerveza.

Vemos que en las primeras tres oraciones tenemos un marco en nuestro conocimiento que nos dice que tanto el hecho de la primera cláusula como el de “querer una cerveza” pueden co-ocurrir normalmente, mientras que para el último ejemplo éste no es el caso.

El conocimiento proveniente de los marcos es variable social y culturalmente lo cual significa que la coherencia sólo puede ser asignada completamente dentro de ciertos contextos, por usuarios de una lengua que pertenecen a una misma época y cultura.

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