lunes, 1 de abril de 2013

Fragmentos: Escribir: un orden, un tiempo y una reflexión - Sylvia IPARRAGUIRRE


UNIDAD 1

TEXTO COMPLEMENTARIO | ir a Dimensión compleja de la escritura

IPARRAGUIRRE, Sylvia, La tierra del fuego, Alfaguara, Buenos Aires, 1998. Adaptación de la Cátedra.

“Hace más de una semana que llegó la carta y compruebo que el acto de sentarme a escribir ha ordenado mi vida de una manera singular. (...)
Caigo en la cuenta que escribir de día a la luz natural y escribir de noche, a la luz de la vela, son actos diversos. De día me asalta el deseo de hablar de la casa, de los sucesos cotidianos y hasta he vencido, como ahora, la objeción de contar estas insignificancias, por ejemplo que en este momento la pared del fondo se ilumina con el sol poniente, hecho mínimo pero irrepetible que no puedo dejar de admirar. Hacia la tarde me va ganando la invencible melancolía de la llanura y en la noche me vuelvo febril, como si en vez de escribir luchara contra algo. Es a esa hora cuando se hacen presentes imágenes innombrables, cosas que vi o viví y que acuden como si exigieran que el relato no las excluya: prostíbulos tristes de Madagascar, árboles centenarios cuyas raíces imbatibles perforan las paredes de templos abandonados, islas a las que se debe parecer el Paraíso, puertos de Babel impregnados hasta la pesadilla por la condición humana.



Pero si esto no concierne a la narración, hay algo que sí debo apuntar.
En estos días de silencio y espontánea castidad he reflexionado. Me he visto obligado a reflexionar. Ha sido inevitable.” ( pág. 33)

Qué es escribir

“...el acto de escribir se justifica a sí mismo y no requiere de ninguna explicación...” (pág. 38)

Relatar una historia: tan difícil como maniobrar un barco.

...” La carta ha operado en mí como un organismo extraño del que me defiendo envolviéndolo en la hebra sin fin de este relato para nadie. Y más allá de esto, ¿podré considerar esta historia como “mi perla”.? La actividad extraña a la que me he arrojado hace que me pregunte si las palabras no nos conducen, a veces, a la sinrazón.

Más sencillamente, el hecho es que me abruma la historia por contar. Caigo en cuenta de que tal vez sea más fácil maniobrar un barco que poner en palabras el pasado.” (pág.83)

Un relato es para nadie o hay que crear un lector

“...Hace semanas que concluí el relato. Desde entonces, acostado en el catre, he contemplado impasible el transcurrir de los días y las noches. (...) Hoy, finalmente, me dispuse a anotar unas palabras finales y a fechar las partes de este escrito, como para darles algún orden.(...) Graciana me mira como si me reconociera, contenta porque me levanto y retomo una actividad que ya le es familiar. Como si algo empezara de nuevo.

Mañana, o tal vez esta noche si encuentro voluntad, voy a despejar la mesa, voy a plantar en el medio el candil y le voy a enseñar a sostener la pluma, a entintarla, a trazar y a comprender los signos enigmáticos con los que, pacientemente, me ha visto convivir tantos meses. Si éste es un relato para nadie, quizá yo mismo deba crearle un lector, y tal vez sea ella, la que algún día pueda alcanzar el sentido de estos papeles sin destino. “ (pág.284)

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